Qué es un TAC
El TAC es un aparato basado en un escáner que utiliza rayos X.
Gracias a este método se obtienen fotografías de nuestro cuerpo desde distintos ángulos a través de la absorción que hacen los tejidos a estos rayos. Este sistema ofrece imágenes transversales de diferentes zonas lo que permite detectar tumores o infecciones, además de visualizar con detalles órganos como los pulmones, el hígado o los riñones, entre otros. También se aprecian tejidos blandos y óseos.
En este sentido, un médico puede solicitar la realización de un TAC si sospecha que el paciente sufre alguna hemorragia interna, si padece alguna patología relacionada con la columna vertebral y la médula espinal o incluso para dirigir una intervención más invasiva como, por ejemplo, una biopsia o un drenaje de abscesos.
La radiación ionizante que emite es mínima, por lo que según los expertos el riesgo de padecer cáncer como consecuencia de esta prueba es casi inexistente, aunque se recomienda no abusar de su práctica. Asimismo, la realización del TAC se desaconseja si el paciente tiene alergia al yodo o a los materiales de contraste que se emplean en la prueba. Al igual que a aquellos que padezcan enfermedades del tiroides, pues estas sustancias pueden resultar perjudiciales para dicha glándula, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Antes de realizar la prueba hay que mantener un ayuno de unas horas y suele realizarse en unos diez minutos. De hecho, se puede hacer de forma ambulatoria.
Qué es una resonancia magnética
La resonancia magnética consigue las imágenes de forma diferente a como lo hace un TAC, pues utiliza campos magnéticos, imanes y ondas. El campo magnético que emplea se alterna con impulsos de radio. Esto permite detectar las características magnéticas de los átomos de hidrógeno del cuerpo, de modo que se pueden ver con precisión, por ejemplo, los tejidos blandos que lo recubren.
Se utiliza para detectar problemas en las articulaciones o la columna, lesiones deportivas como desgarros alteraciones en los músculos o ligamentos.
En este caso no se emite ninguna radiación, por lo que es inocua, aunque la resonancia está contraindicada en personas que tienen marca-pasos, implantes metálicos, clips vasculares, prótesis ortopédicas e incluso, en algunos casos, tatuajes, pues hace algunos años la tinta empleada tenía trazas de metales. Por otro lado, el paciente también puede experimentar efectos secundarios tras la prueba. Entre estos destacan el dolor de cabeza, la irritación de la piel, el vértigo, las reacciones alérgicas o el aumento de la temperatura corporal, entre otros.
Al igual que en el TAC, la persona debe permanecer sin moverse en el interior